Resfriados 

Consiste en la inflamación de la membrana interior de la nariz que dificulta la respiración. La congestión nasal es un síntoma muy molesto que suele acompañar a patologías del sistema respiratorio como gripe, resfriado, alergias, bronquitis.

Cuando existe congestión nasal, que la nariz está obstruida, es necesario respirar por la boca y esto facilita la entrada de gérmenes por lo que las personas con congestión nasal suelen padecer más habitualmente resfriados y gripe.

La tos es un acto reflejo que se produce cuando se estimulan los nervios sensitivos de las paredes de las vías respiratorias (laringe, tráquea y bronquios).

La tos es un mecanismo de defensa del organismo. Se puede producir por diversas causas como irritación, atragantamiento, exceso de secreciones o flemas por infección o enfermedad de vías respiratorias.

Es una explosión súbita, forzada e involuntaria de aire a través de la nariz y la boca.

El estornudo se produce por la irritación de las membranas mucosas de la nariz o la garganta y pese a ser molesto, no es signo de un problema grave.

Los estornudos pueden ocasionarse por alergias (polen, polvo…), resfriado, gripe, contaminación atmosférica...

El dolor de garganta por lo general hace que tragar sea doloroso. La garganta también se puede sentir seca y áspera. El dolor de garganta es un síntoma frecuente del resfriado común o de otras infecciones agudas de las vías respiratorias.

La mayoría de los dolores de garganta son causados por virus (resfriado o gripe) pero en otros casos puede deberse a una infección bacteriana. Algunas alergias también cursan con dolor de garganta como los que causan el resfriado o la influenza.

La disfonía o alteración de la voz se produce cuando alguno de los sistemas implicados en el proceso fonador (laringe, boca, dientes, fosas nasales, senos paranasales y oído) se lesionan.

Gritar, cambios bruscos de temperatura, el tabaco, los resfriados y catarros, así como el estrés o el sobreesfuerzo son algunas de las causas más comunes para que aparezca la afonía o la ronquera. También pueden deberse a infecciones respiratorias (faringitis o amigdalitis), alergias, etc.